Gris: La belleza como mecánica principal


Cómo jugador desde hace bastante tiempo y como aficionado al mundo de la prensa escrita del videojuego hay dos debates que empiezan a hacerse bola para mí.

El primer debate es la importancia de los gráficos en el videojuego actual, y el debate está más caliente que nunca ahora que está en la calle Pokémon Leyendas: Arceus, un juego que poco a poco va encandilando los corazones de los jugadores gracias a el boca a boca, que va convenciéndolos después de meses viendo los tráiler del juego y llegando a la conclusión más obvia para muchos de ellos; se trata de un juego feo.

En este primer debate la corriente mayoritaria nos va a indicar que los gráficos no son lo importante en los juegos, muchas veces apoyados en esas imágenes de redes sociales que ya hemos visto todos de juegos de la PlayStation original con una leyenda que suele rezar: “qué tiempos aquellos cuando los gráficos no eran lo importante”.

En ese tipo de imágenes solemos ver juegos como Resident Evil 2, Metal Gear Solid, Dino Crisis, Final Fantasy o Crash Bandicoot, es decir, juegos que en su momento habían sido de alguna manera especialmente punteros en su apartado gráfico, dejando la imagen citada de marras a la altura de un pensamiento peregrino o de alguien que puede que su primera consola haya sido una Playstation 3. La potencia gráfica y la propuesta visual han importado siempre.

El segundo debate es el que me duele más de manera personal, intentar responder a la sempiterna pregunta recurrente: ¿Son los videojuegos arte?. Evidentemente sí, y a estas alturas debería de estar claro no solo que responden a un tipo de arte en concreto, sino que es un sumatorio de distintas modalidades como pintura, música, narrativa, etcétera.

En mitad del debate del arte y los gráficos tenéis a vuestra disposición Gris; el videojuego de Nomada Studios que nos viene de la mano de Devolver Digital, en el que una sensibilidad artística muy específica supone el centro del videojuego.

Gris es un estupendo juego de plataformas que peca de ser demasiado corto quizás y que tiene una serie de puntos en contra que son absolutamente solapados por su belleza y su sensibilidad artística. En Gris tenemos la historia de una chica que se encuentra sin voz y a la vez perdida en un mundo sin color. Tendremos que sortear las cuatro áreas que nos propone para conseguir los cuatro colores que permitan que el mundo se restaure lleno de luz y de color, como diría Marisol.

El juego tarda alrededor de 3 horas en completarse, pero en mi caso han sido más ya que ha sido habitual pararme y disfrutar de un gameplay qué está más cerca de una ilustración que se mueve, que de un juego convencional. Durante ese periodo de tiempo el juego se reinventa constantemente mientras nuestra protagonista gana habilidades y lo que en cualquier otro título hubiera sido un juego corto, se convierte en una experiencia visual maravillosa cargada de belleza y que deja después de pasar un rato con él, una sensación de haber tomado un poco de esa sopa de pollo para el alma.

El título moldea la imaginación de tal manera que puedes ver los patrones de acuarela con el que está creado siendo especialmente interesante para aquellos jugadores que estén familiarizados con el mundo de la pintura y el diseño gráfico.

Y en cuanto a su tiempo total de juego que hemos mencionado, quizás sea que una experiencia artística de este tipo deba de tener una duración determinada antes que la propuesta visual presente fatiga. ¿Es más bueno un álbum de Moebius si tuviese el triple de páginas? Espero que estemos de acuerdo en que no. La propuesta de los Barceloneses Nomada Studios, con el trabajo del equipo de Conrad Roset como corazón del título, es un regalo para la vista y esta fugacidad no hace más que trabajar a favor del experimento visual que el título plantea. Para los que necesitan ver el videojuego como un sumidero de horas, ya hay multitud de juegos como servicio deseando amoldarse a esa propuesta.

Para ir cerrando, estamos en 2022 y es posible que ningún título venga a callar ninguno de los dos debates propuestos, y también es posible que sigan existiendo voces discordantes a lo que muchos de nosotros creemos que es evidente. Los gráficos siempre han importado pero, gracias a Dios, hay juegos que logran esquivar las exigencias gráficas del siglo 21 y salir airosos. Por otro lado, y para los que amamos este mundo, supone una alegría especial que, aparte de todos esos juegos genéricos, exista un título en el que su mecánica principal sea apelar a la sensibilidad artística del jugador y arañarle el corazón visualmente. 

Y no sólo da alegría que un título de estas características sea posible en el mercado actual, sino que también podría servir de ayuda a próximos debates de “arte versus videojuego”.

Tenéis a vuestra disposición Gris en PC y cualesquiera de las consolas actuales amén de unas preciosas ediciones físicas en Nintendo Switch.

Autor: RaroSama

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